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Subido por animacam 24 mayo, 2017

JOSÉ ANTONIO FRANCO TABOADA

Doctor Arquitecto

A Coruña, 1944

José Antonio Franco Taboada, doctor arquitecto, ha sido catedrático de las universidades Politécnica de Valencia y de Santiago de Compostela. Ha sido el primer Director de la Escuela de Arquitectura de A Coruña, así como de su Departamento de Representación y Teoría Arquitectónicas y actualmente es Profesor Emérito de la universidad de A Coruña. Ha sido miembro del Consejo Rector de la E.A.A.E. (European Association for Architectural Education), y se le ha concedido la Targa d´Oro (Placa de oro) de la U.I.D. (Unione Italiana per il Disegno). Como arquitecto es autor de obras como la Torre Costa Rica de A Coruña o el Conservatorio de Música de Santiago, edificio elegido por el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia para celebrar el Día mundial de la Arquitectura en dicha ciudad en 2004.

Miguelanxo Prado, Arquitecto

Mucho se ha escrito sobre Miguelanxo Prado, un autor que ha conseguido triunfar en campos tan diversos pero coherentes entre sí como el cómic, la ilustración o el cine de animación, casi siempre centrando la atención en el plano visual, en el uso del color o en la maestría de su trazo, que para algunos es “más pintura que dibujo”, obviando muchas veces que este magnífico exponente del arte de dibujar, entendido este como la capacidad de “trazar en una superficie la imagen de algo”, es también un gran maestro en el arte de contar historias.

Historias que trazadas en papel a través del dibujo, la materia esencial que vertebra su pensamiento y se presenta en las formas más convencionales que primero he citado, trascienden lo puramente visual para trasladarnos a un nuevo universo sobre el que se articula la narración. Obras como Ardalén, un fascinante relato sobre la memoria y el olvido; Presas fáciles, una tragedia negra tristemente realista o; la inquietante e inclasificable Trazo de Tiza, son claros exponentes de su gran capacidad narrativa, que se ve potenciada por la fuerza estética de sus evocadoras imágenes, confiriéndole a su obra ese carácter poético tan aclamado.

Pero más allá de ese particular estilo, que muchos encuadran dentro del realismo mágico, hay una constante muchas veces olvidada que caracteriza su obra desde su época de estudiante de arquitectura: su tendencia a construir universos de ficción en los que el espacio se configura como el eje vertebrador de la historia. Puede que este rasgo se derive de su afición durante la carrera por dibujar la arquitectura, o más exactamente, de su gusto por dibujar su continente y su contenido, es decir, dibujar su esencia, el espacio.

Ya en su juventud se lanzó de lleno a dibujar ese espacio en fanzines y luego en revistas emblemáticas de finales del siglo XX, con obras entre las que destacan Quotidiana Delirante y Tangencias, en las que se ve su dominio de la representación del espacio, que alcanza su zenit cuando dibuja entornos urbanos y sus arquitecturas. No importa que éstas sean tradicionales, especulativas o históricas, siempre su trazo trasciende los detalles y los convierte en símbolos o ideas.

Esto puede observarse claramente en Tangencias, en la que aparece un conjunto de tres viñetas muy especial porque refleja en unos pocos trazos esenciales una de las zonas más emblemáticas de A Coruña, el tramo final del muelle que cierra la embocadura de la Dársena sobre el que se levanta el Club Náutico de la ciudad en una posición envidiable. Miguelanxo es de A Coruña y podría dibujar de memoria el muelle con el edificio rodeado de las aguas tranquilas de la bahía, pero en realidad lo que dibuja es un club náutico y un muelle que no son exactamente los de la ciudad herculina, pero que a cualquiera de sus habitantes nos hace pensar inmediatamente en ellos. Son su quintaesencia, como los personajes para los que crea ese entorno y que representan a esa tribu urbana conocida como “pija”. Es decir, sus dibujos transcienden la representación mimética de una ciudad concreta y se convierten en un universal que puede representar muchas urbes –con sus respectivas tribus- indistintamente.

Otro magnífico ejemplo de lo anterior lo encontramos en el álbum La mansión de los Pampín, en el que cuando es necesario representar espacios y arquitecturas concretas, como el Centro de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela, de Álvaro Siza y su vecino el Museo do Pobo Galego, esquematiza ambos edificios, el contemporáneo y el barroco, describiéndolos sabiamente con unos pocos trazos y un dominio magistral de la perspectiva a mano alzada.

Como profesor y primer director de la Escuela de Arquitectura de A Coruña, en la que Miguelanxo comenzó sus estudios, me gusta pensar que de alguna manera he contribuido un poco al inicio de su brillante carrera profesional, que no sólo he seguido con admiración y entusiasmo, sino también con el placer del ávido lector que espera con impaciencia cada nueva entrega así como las de “los momentos no contados” de las viejas.

Jose Antonio Franco Taboada

A Coruña, Diciembre 2016

Miguelanxo dibujando mi caricatura (2003)